sábado, 11 de abril de 2009

Un último perdón (y V)

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Toni dobló la carta, emborronada por sus propias lágrimas y levantó la mirada hacia la lápida, que rezaba:


María López
16-3-1966 4-12-1990


El chico, de apenas quince años, se giró hacia la mujer que había cuidado de él y a la que siempre había llamado su madre y le cogió la mano.


–Mamá, vamos a casa.


Antes de marcharse, dejaron delante de la tumba un ramo de flores junto a otro de gladiolos que allí se encontraba ya, marchito, suplicando un último perdón.


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Dedicado a todas las víctimas de la violencia de genero, para que sepan que no estan solas.

1 comentario:

  1. Cómo me gusta este relato.....me encantó la primera vez que lo leí,y ha sido todo un placer poder volver a leerlo....

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